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viernes, 15 de noviembre de 2013

TEMA: Deléitate en el Señor

TEXTO:   Salmo 37:4

INTRODUCCIÓN:
Deleite es: Sentir placer y gozarse en la presencia de alguien en este caso de Dios, Significa que Dios ocupa en primer lugar en nuestras vidas, que buscamos alegrarlo y complacerlo solo a él, Nuestros deseos son hacia él.

Deleite es:
-SENTIR PLACER Y GOZARSE EN LA PRESENCIA DE DIOS. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.
Salmo 16:11 Me mostrarás la senda de la vida;
En tu presencia hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra para siempre.

-DIOS OCUPA EL PRIMER LUGAR EN NUESTRAS VIDAS. Muchos esperan que Dios les conceda las peticiones cuando en realidad Dios no ocupa el primer lugar en sus vidas. Si nosotros ponemos cualquier cosa antes que Dios, porque esperamos que Dios nos ponga como el primero en sus bendiciones

-BUSCAMOS ALEGRARLO Y COMPLACERLO SOLO A EL.
Muchas Escrituras nos muestran qué cosas le agradan a Dios y cuáles le desagradan.
 1 Samuel 15:20-23: un corazón obediente, que presta atención a sus mandatos; no uno rebelde y arrogante.
Proverbios 11:20: la conducta recta e intachable; no un corazón perverso.
Proverbios 15:18: un corazón paciente; no iracundo e impulsivo.
Oseas 6:6: un corazón que ama a Dios, que lo busca y lo reconoce; no la religiosidad superficial, sólo por apariencia.

-NUESTROS DESEOS MAS PROFUNDOS SON HACIA EL. Salmo 73:25
Cuando disfrutamos nuestra relación con Dios, nuestros deseos más profundos son hacia él. Sus promesas nos llenan de esperanza y anhelamos verlas cumplidas. Nos esforzamos en obedecer fielmente sus mandatos porque no queremos perdernos nada de su amor y sus bendiciones.
¿Qué nos ha prometido Dios si nos deleitamos en él?

Dios promete conceder los deseos de nuestro corazón, pero también nos promete un corazón nuevo (Jeremías 24:7) con el cual vamos a amarlo y a estar unidos a él. Ambas promesas están relacionadas. No podemos deleitarnos en Dios ni amarlo con ternura si mantenemos un corazón atado a los deseos del mundo. En Isaías 66:4, Dios habla duramente a quienes ponen su corazón en cosas que no le agradan a él. Quienes escogen complacerse a sí mismos y no deleitarse en Dios no pueden esperar bendiciones.

En Lucas 12:22-34, Jesús nos manda a poner los ojos en el reino de Dios, y a confiar en que no nos faltará lo necesario. No hay nada malo en manifestarle a Dios lo que deseamos y necesitamos, siempre que nuestras peticiones estén en sintonía con su voluntad. La fe nos dice que si Dios no nos da algo específico, a cambio nos tiene una bendición mayor.
Si mi corazón está puesto en los tesoros del cielo, ¿cuál será mi deseo más profundo? Dice el Salmo 73:23-28 que Dios es la herencia y la recompensa de quienes confían en él.


Oro por tener un corazón cuyo deseo más profundo sea vivir en la gracia y el amor de Dios, llena de esperanza y alegría. ¡Pido lo mismo para ti también!

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